Lecciones históricas
“(…) Para superar la crisis del Covid 19, el restablecimiento pleno de la actividad económica requerirá, en el futuro próximo, luego de esta primera etapa de la lucha contra el contagio, la adopción de reformas estructurales de fondo en el ámbito tributario, laboral, pensional, comercial y financiero. Para lograrlo, la experiencia histórica señala que resulta esencial consolidar un consenso nacional alrededor de las reformas y el apoyo decidido de los partidos políticos, del Congreso, de los sindicatos y del sector privado, así como de los organismos multilaterales de crédito y un gran involucramiento directo del Presidente de la Republica. Si bien resulta prudente, como lo ha destacado el Presidente Duque, que quizás no es el momento de presentar los proyectos concretos de reforma, si se debe informar al país que estas reformas se deberán adelantar en el futuro próximo para restablecer un crecimiento económico sostenido con bienestar social”, este es uno de los apartes de la columna exclusiva que el ex ministro de Hacienda, Roberto Junguito, escribió para Primera Página y cuyo texto completo reproducimos a continuación.
Por Roberto Junguito *
Primera Página - Agencia de Noticias -
Bogotá.- Desde fines del Siglo XIX Colombia ha registrado varias crisis económicas profundas que dejan lecciones para el manejo de la crisis actual provocada por el contagio del Covid-19 y la política de aislamiento social y económico que ha sido adoptada en el mundo. Las grandes crisis económicas anteriores ocurrieron a fines del Siglo XIX a raíz de la Guerra de los Mil Días, en los años treinta como consecuencia de La Gran Depresión, a mediados de los años ochenta durante la denominada Crisis de la Deuda de América Latina, y a finales del Siglo XX en lo que se ha venido a conocer como La Crisis de Fin de Siglo. ¿Cuáles son las lecciones de las crisis históricas para el manejo de la crisis actual? La primera es que la reactivación de la economía para enfrentar la crisis se logra mediante las políticas de repuesta monetarias y fiscales, pero que la plena recuperación de la economía tarda al menos cuatro años y requiere la adopción de reformas estructurales complementarias que deben ser aprobadas por los Congresos y para lo cual es indispensable consolidar un grado muy alto de consenso nacional. Si bien la experiencia es que en todas las crisis anteriores la economía se estancó o cayó, la realidad es que la magnitud del derrumbe de la actividad económica prevista para el 2020, que se estima implicará una caída anual del Producto Interno Bruto de al menos -5.5% y probablemente cerca del -8% como lo acaba de pronosticar el Fondo Monetario Internacional, no tendría precedentes, salvo quizás con lo ocurrido durante la Guerra de los Mil Días.
Un segundo legado es que las crisis vienen usualmente acompañadas de problemas fiscales severos e imponen necesidad de llevar adelante reformas tributarias para readquirir el equilibrio fiscal con posterioridad a estas, lo que ha sido un rasgo común en todas las crisis anteriores de Colombia. Durante la Administración Reyes se aprobó una reforma tributaria por parte de una Asamblea Nacional Constituyente, durante la Gran Depresión la reforma tributaria estructural se dio años más tarde durante la Administración López Pumarejo, en los ochentas se adelantaron reformas tributarias tanto en la Administración Betancur como al inicio del Gobierno Barco, en tanto que durante la Crisis de Fin de Siglo se adoptaron reformas de envergadura como el impuesto a la transacciones financieras y la reforma a las transferencias públicas, y en los años siguientes a la crisis, concretamente, al inicio de la Administración Uribe en el 2002, otras reformas como el impuesto al patrimonio y la Ley de Responsabilidad Fiscal.
En lo que hace a la inflación, algunas de las crisis se han exacerbado con el aumento en la carestía de la vida como fue el caso de la Guerra de los Mil Días, lo que felizmente no es la situación en la crisis actual. En todo caso, la experiencia histórica indica que si bien la adopción de una política monetaria contra-cíclica y expansiva ha sido necesaria para estimular la demanda agregada en períodos de recesión, esta también señala y ratifica que la inflación ha sido un fenómeno monetario sobre lo cual se debe prestar atención. Otro legado de las crisis anteriores es que estas han venido acompañadas y se han acentuado con crisis financieras o bancarias, lo cual fue especialmente evidente durante los ochenta y en la crisis de Fin de Siglo, problemática a la cual le deben prestar atención especial las autoridades económicas en la coyuntura actual. Asimismo, una lección adicional de las crisis anteriores es que la caída del Producto Interno Bruto viene acompañado de mayores tasas de desempleo y que para estimular la contratación de mano de obra, se han requerido medidas de apoyo al empleo y reformas laborales y sociales de envergadura. En el caso de Colombia, algunas de las crisis anteriores, como fue principalmente lo sucedido durante La Gran Depresión, y durante La Crisis de la Deuda de América Latina estuvieron originadas en factores externos y se han tradujeron en crisis de balanza de pagos y cambiarias. Su solución ha requerido la adopción de reformas cambiarias y en la política comercial del país. Afortunadamente, como lo destacó en su reciente informe el Fondo Monetario Internacional FMI, Colombia dispone de un régimen de tasa de cambio flexible y un esquema de inflación objetivo desde comienzos de siglo lo que la protege de la inestabilidad cambiaria. A esto se suma el acceso a la Línea de Crédito Flexible del FMI que acaba de ser incrementada y cuyo desembolso puede apoyar el gasto público y fortalecer las reservas internacionales.
De lo anterior se colige que para superar la crisis del Covid 19, el restablecimiento pleno de la actividad económica requerirá, en el futuro próximo, luego de esta primera etapa de la lucha contra el contagio, la adopción de reformas estructurales de fondo en el ámbito tributario, laboral, pensional, comercial y financiero. Para lograrlo, la experiencia histórica señala que resulta esencial consolidar un consenso nacional alrededor de las reformas y el apoyo decidido de los partidos políticos, del Congreso, de los sindicatos y del sector privado, así como de los organismos multilaterales de crédito y un gran involucramiento directo del Presidente de la Republica. Si bien resulta prudente, como lo ha destacado el Presidente Duque, que quizás no es el momento de presentar los proyectos concretos de reforma, si se debe informar al país que estas reformas se deberán adelantar en el futuro próximo para restablecer un crecimiento económico sostenido con bienestar social.
(*) Ex ministro de Hacienda y de Agricultura, ex miembro de la Junta Directiva del Banco de la República, ex presidente de la SAC, Asoexport y Fasecolda.
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